Mamá a mi edad
me tenía entre sus brazos
hablándome como una mujer
sostiene a su hija
y no como una niña.
El número de años esta vez
permite unas orejas de gato
algún meme gracioso en el desayuno
La camiseta de Hogwarts
Unas trenzas
Sorprenderse por el café recién hecho.
Adolescencia perpetua
Mírame, soy una sirena.
Un unicornio rosa de casi treinta años.
“Escribo de lo que me duele”
De lo que me duele a mí, porque este mundo me lo debe.
De lo que me duele.
Sin triturar.
Como un niño con un traje grande
adultos con trajes estrechos
mal adaptados a una sociedad enferma.
Mamá a mi edad lo trituraba
todo.
Sus poemas hablan de capas
más ocultas
te invitan a entrar en su lenguaje secreto.
Mamá a mi edad lo trituraba todo. Sus poemas hablan de capas más ocultas y te invitan a hablar su lenguaje secreto.
Nadie pisaba el enter como un acelerador descolocado. En la máquina de escribir, cuando tenía mi edad, Mamá escribía odas a Héctor porque era una forma de escribir odas a ese hombre heroico, lleno de calma, que era mi abuelo. El que te preparaba macedonias con zumo de naranja para decirte te quiero. El que me enseñó a jugar al ajedrez como jugaría un caballero. Y así me convertí en caballera, la niña disfrazada de príncipe que quería salvar a sus compañeras. Porque todas las niñas eran preciosas a mis ojos.